En el primer semestre de 2025 hemos visto alta volatilidad e incertidumbre en los mercados bursátiles, impulsada por tensiones comerciales y presiones inflacionarias. El anuncio de aranceles globales llevó al S&P 500 a una corrección cercana al 20%, seguido de una de las recuperaciones más rápidas cuando se pospusieron esas barreras.
Con un crecimiento económico global proyectado en desaceleración y riesgos geopolíticos en aumento, los inversionistas deben comprender cómo los indicadores macroeconómicos moldean la dirección de las acciones y adaptar sus carteras de forma proactiva.
Para anticipar movimientos del mercado, monitorea estos indicadores fundamentales:
Estos indicadores no actúan de forma aislada. Por ejemplo, la inflación alta puede forzar al banco central a subir tasas, desencadenando una reacción en cadena que frene el crédito y reduzca las valoraciones bursátiles.
Estudios con modelos ARDL revelan que a largo plazo la Inversión Extranjera Institucional, la oferta monetaria y los precios mayoristas explican una parte importante de los retornos en las bolsas nacionales. En el corto plazo, variables como tipo de cambio, FII y precio del crudo juegan un papel decisivo.
Actualmente las valoraciones del S&P 500 (P/E forward) están cerca de los máximos del ciclo, lo que sugiere un margen limitado para futuras subidas si las empresas no logran aumentar sus utilidades reales. Aunque el primer trimestre de 2025 mostró sorpresas positivas, las previsiones no contemplan que este optimismo se extienda sin contratiempos.
La fase del ciclo determina qué tipo de acciones y activos conviene privilegiar. Adoptar una postura flexible y diversificada es clave.
Los eventos globales, como guerras comerciales y fluctuaciones bruscas en los precios de materias primas, requieren un monitoreo constante y ajustes tácticos que aprovechen los rebotes rápidos y protejan el capital.
Cada sector reacciona de forma distinta a las variables macroeconómicas. A continuación, un resumen de las sensibilidades más relevantes:
En la región, la política fiscal y las guerras de incentivos tributarios entre gobiernos subnacionales pueden generar retos de financiamiento y liquidez que repercuten en las bolsas locales.
Las MIPYMES, esenciales para el empleo local, enfrentan dificultades de acceso al crédito y adaptaciones productivas según el ciclo económico, lo que limita su capacidad de crecimiento y su influencia en el apetito bursátil regional.
Los inversionistas exitosos son aquellos que monitorean activamente los indicadores macro y entienden cómo sus movimientos afectan la percepción del riesgo y los resultados corporativos.
La relación entre economía y mercados es bidireccional y dinámica: los precios de las acciones reflejan expectativas futuras, pero estas pueden cambiar abruptamente ante shocks macroeconómicos.
La selección activa y la diversificación, junto con la actualización constante del portafolio, son fundamentales para navegar en entornos impredecibles y aprovechar las oportunidades que surgen en cada fase del ciclo.
Referencias